martes, 22 de octubre de 2019

Exposición de José Abel


El día no pudo ser mejor para la visita que realizamos el pasado domingo 20 de octubre a la exposición de José Abel en el Museo de la Industria Rialia de Portugalete: lluvioso, nublado y con una bruma que lo envolvía todo a medias, un día gris, aunque desde luego no caótico como cabría esperar, más bien el caos formaba parte únicamente de la atmósfera recogida en los cuadros expuestos, cuadros de la ciudad de Bilbao, de su ría y de otras ciudades que cuentan a su vez con la presencia de agua.

La exposición lleva el nombre de Blade Runner, la mítica película de Ridley Scott realizada en 1982, una distopía en una ciudad, ésta sí, caótica, y también obscura y opresiva.

A José Abel, nos dijo, le sorprendió y le impresionó la historia narrada en la cinta, pero sobre todo la ciudad que estaba detrás y que era su escenario. Sin duda, la pudo hacer suya con cierta facilidad porque la ciudad en la que creció, ese Bilbao industrial, humeante sin fin y un tanto tenebroso, tenía algo que emparentaba con la de la película, a pesar de las diferencias.

Pero, ¿qué pasa cuando una ciudad se transforma, como ocurre en esta época postindustrial, hasta el punto de volverse otra, tal como le ha ocurrido a Bilbao y sin duda a muchas otras ciudades? Pues que es esa ciudad que vio de pequeño, cuando bajaba con su madre desde Zabala, la que se le quedó en su memoria y la que plasma en su obra, nos cuenta, a pesar de los cambios y aun cuando pinte la ciudad actual, al fin y al cabo se trata de «lo que veo en mi interior, no lo que veo en la foto», y en consecuencia transmite la ciudad de entonces, es esa misma ciudad la que ha perdurado, más allá de los cambios.

Las palabras que más repitió José Abel en sus explicaciones fueron: gris, caos y agua, las fue repitiendo a medida que nos hablaba de los cuadros, o sea, un color, una sensación y algo físico. Puede parecer que la combinación de las tres lleva a una fealdad decadente o a una decadencia fea, pero de lo que se trata es de «hacer algo bonito de algo feo», tal es quizá la función del arte, además de la reflexión, y en la que también cabe la esperanza, como queda reflejado en uno de los cuadros, el de Sarajevo.

Fuimos compaginando la contemplación de los cuadros –Bilbao, París, Londres, Berlín, Sarajevo, Budapest, Shanghái y Beijing– y las explicaciones del pintor con lecturas de textos de autores locales y foráneos, creando entre quienes participábamos una atmósfera de enorme complicidad. Sin duda, nos permitirá contemplar la ciudad de otra forma, con mayor sinceridad, entre líneas.

Las fotos son de José Luis Gutiérrez Landa




viernes, 18 de octubre de 2019

«El silencio de los petirrojos», de Ritxi Poo


Este último jueves 17 de octubre tuvo lugar en el Centro Cultural Santa Clara de Portugalete la presentación del poemario El silencio de los petirrojos, de Ritxi Poo, publicado por A Fortiori Editorial. Amaia Villa fue la encargada de presentarnos al poeta e introducirnos en sus poemas, se refirió a su trayectoria poética, musical y como agitador cultural, y mantuvo un diálogo ameno con él sobre este último libro, el quinto publicado, y el sentido del mismo.

El compromiso con el mundo, con el medio, con la gente que nos rodea y a veces nos envuelve, nuestros propios actos y la culpa, a veces, que generan, la necesidad también de los pequeños gestos y los detalles como forma de vida, pero también de mejorar el mundo y mejorarnos, la necesidad imperiosa de la cooperación como modo de vivir, tal como defiende la científica Suzanne Simard, frente a las teorías que destacan la competencia entre especies, fueron algunos de los temas que salieron durante el diálogo y están en su poesía, en este último poemario.


También nos habló de su escritura pausada, sin prisas, cada poema requiere su tiempo, a veces largo, como la labor de un artesano que ha de cuidar los detalles. El poeta no cree en poemas a golpe de inspiración, sino más bien como una elaboración escalonada, un proceso lento y metódico, casi celoso, que desemboca en una atmósfera envolvente que culmina siempre con un sobresalto. También se refirió a aquellos poetas que le influyeron y le influyen, algunos de los cuales están presentes en el libro a través de varias citas introductorias.


La poesía, al fin y al cabo, es un diálogo con otros poetas, pero también con los lectores. De este modo, quienes acudimos a la presentación tuvimos ocasión de conversar con Ritxi Poo y compartir pareceres y emociones.


Hubo una lectura de parte de sus poemas con que culminamos una presentación que fue a todas luces apacible e intimísima, un buen encuentro y un diálogo fructífero que retomaremos sin duda con la lectura del poemario.







domingo, 6 de octubre de 2019

Presentación de Emma Crespo


El pasado jueves 3 de octubre tuvo lugar en el Centro Cultural Santa Clara de Portugalete la presentación del libro de Emma Crespo Nos llamaron locas (y putas, y brujas). Vaya por delante que el libro, además de ser una interesante reflexión sobre la feminidad, el feminismo, el ser mujer en los tiempos que corren y también sobre la sociedad en la que se encuadra hoy la condición (¿la condición?) de mujer, es un entramado libresco tan poliédrico como mestizo y multifacético, una suma de textos que van desde la reflexión pura y dura a la ficción, si nos atenemos a las clasificaciones ordinarias.

Por ese mismo carácter del libro hubo que darle a la presentación un tono que fuera acorde con esa misma característica. Contamos para ello con la música de Rober Portu, que fue la mejor forma de aportar al acto un ritmo cálido y acogedor, sin duda una buenísima introducción para que las palabras, a continuación, tejieran con sus significados y sus insinuaciones un ambiente de complicidad entre quienes allí estábamos. 


Y no cabe duda que Amaia Villa le dio continuidad al tono de la música al leer, nada más acabar Rober Portu su primera aportación, un párrafo del libro con que iniciar, ya sí, la presentación del libro, que contó con Garazi Albisu como maestra de ceremonias.

A partir de allí se habló del libro, se habló del feminismo y de la situación de la mujer, se habló de las posibilidades en nuestra época a una verdadera emancipación de la mujer que en realidad es una emancipación de toda la sociedad porque al final hacia donde se camina es a una sociedad de personas en la que a cada cual se le valore por sí misma, porque el objetivo es ese, una sociedad de personas libres e iguales. Pero para llegar a esa meta hay que conocer la senda recorrida, en lo material y en lo emocional.

Emma Crespo consiguió transmitir durante los cuarenta minutos de diálogo no sólo el contenido del libro, sino que nos trasladó también a ese recorrido vital colectivo y personal descrito en cada una de las partes del texto, un recorrido que conlleva partir de una historia –la misma historia que contiene su propio nombre– y alcanzar las posibilidades que se nos abren en este presente donde todo sigue por hacer, pero contamos ya con todo ese pasado como referencia. Y como el recorrido era también personal, hubo que hablar de algunas de aquellas muñecas presentes en la infancia, creadoras de imágenes e imaginerías.

Se dio un diálogo con mucha complicidad, también cuando intervino parte del público. El acto terminó como empezó en orden inverso, Amaia Villa leyó un cuento y Rober Portu nos envolvió con su música.

Las fotos son de José Luís Gutiérrez Landa.